Mostrando entradas con la etiqueta educación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta educación. Mostrar todas las entradas

Sin prevención frente al abuso



Uno de cada cinco niños sufrirá algún tipo de abuso sexual antes de finalizar su adolescencia, víctimas de los adultos más insospechados para sus padres.

R. S. | Actualizado 23.12.2013 - 09:25

El abuso de menores no es excepcional y sin embargo sí lo son las campañas de prevención de este acto que amenaza el desarrollo y la salud física y mental de los más pequeños. La sociedad camina ciega sin tener a su alcance buenas herramientas que manejar y con las que enseñar a los niños a defenderse de ese abuso. Aprender a decir "no" es una de las claves más valiosas que se debe enseñar a los niños, que aprendan a reconocer los límites del cariño y que tengan la confianza suficiente para poner cualquier conato de abuso en conocimiento de un adulto de confianza.

El abuso a menores está presente desde que nacen, con cifras alarmantes en la etapa de educación infantil, de 3 a 5 años. Es importante en estas edades que los niños reconozcan cuáles son los comportamientos que no deben permitir, una enseñanza que les acompañará de por vida, pero a la que tendrán que ir sumando otras como el abuso entre menores o las que previenen de la nueva cara del acoso sexual: la red.

El tema de los abusos sexuales es un terreno complicado y fangoso que padres y profesores procuran evitar. A menudo los mensajes por parte de los familiares se reducen a limitadas y escuetas advertencias sobre la gente desconocida, u órdenes que amenazan al niño con que no se deje tocar por nadie. Pero la mayoría de los abusos provienen de adultos del entorno del menor, en entre el 70% y el 80% de los casos la víctima conoce al autor de los actos de violencia, y, por lo tanto, tal advertencia suele carecer de sentido. Tampoco parece servir de mucho denegar de manera rotunda el contacto con otras personas. Los expertos insisten en que la verdadera educación radica en que ellos mismos sepan reconocer el abuso, porque no siempre en el abuso existe el tocamiento y por tanto la enseñanza sobre éste debe ser mucho más amplia.

El abuso sexual puede ser con contacto físico (violación, incesto, pornografía, estimulación sexual…) o sin él (solicitud indecente a un niño, seducción verbal explícita, masturbación en presencia de un niño, corrupción de menores…). El abuso sexual nace de una relación de poder. Las relaciones de "dominio-sumisión", ya sean entre adulto y niño o entre niños o adolescentes, generan comportamientos de obedencia sumisa que favorecen el maltrato. Es importante educar a los niños en una igualdad real, en la que entiendan que no debe haber sumisión pasiva; no sólo enseñarles a no tolerarla, sino enseñarles a que no la practiquen. Enseñar y educar a los menores a generar entre ellos y con los adultos una relación de igualdad y respeto es primordial para evitar abusos desde ambos lados.

Existen centros de psicología especializados en abusos sexuales. En ellos no sólo se detecta e interviene en caso de abuso, sino que también se imparten cursos, tanto a nivel particular, para niños, adolescentes, profesionales de la enseñanza y padres, como a colegios, para que la prevención sea una "asignatura" más. Los cursos se imparten desde infantil a secundaria. Al profesorado se le vierten una serie de herramientas con el fin de detectar casos de abusos y maltratos, tanto en la familia como en el propio centro, y se le recuerda la obligatoriedad de denunciarlos y el modo de proceder ante cualquier sospecha. Los niños reciben esta enseñanza de manera lúdica, en especial los más pequeños, con vídeos y juegos. En ellos se tratan temas como la diferencia entre un secreto bueno y un secreto malo, quiénes son las personas de "mi" círculo de confianza, cómo diferenciar un contacto apropiado de un contacto inapropiado, conceptos básicos de educación sexual… Las habilidades sociales y la asertividad son herramientas básicas que los niños deben manejar para estar bien prevenidos frente este tipo de maltratos.

Sin embargo, las escuelas infantiles, los colegios e institutos, conocedores de las alarmantes cifras de abusos, no demandan este tipo de medidas de prevención. Victoria Noguerol, psicológa especializada en abusos sexuales, afirma que el tema de los abusos a menores es un tema tabú, "no interesa", cree que el motivo se debe a muchas variables, una es la económica, los presupuestos que hay para implantar programas son demasiado limitados, y otra es la sensibilidad, "en nuestra cultura todavía no existe una cultura tan rotunda de protección a la infancia como existe en otros países". "En California, en los años 80, había mejores programas de prevención que hoy en España" afirma esta experta, para quien "aquí todavía no interesa la infancia".

Europa ha lanzado mensajes de alarma para que los gobiernos aceleren campañas, planes de prevención, nuevas medidas legales y recursos a las víctimas. Pero los resultados aún son muy limitados. En 2010 entró en vigor el Convenio del Consejo de Europa para la prevención de los niños contra la explotación y el abuso sexual, conocido como Convenio de Lanzarote. Es el primer instrumento internacional en el que el abuso a menores se considera delito y exige a los legisladores que extiendan la limitación legal para llevar los casos de abuso sexual de los niños a los tribunales, incluso cuando la víctima ya ha alcanzado la mayoría de edad. También existe la campaña Uno de cada Cinco, en la que se quiere llamar la atención de padres e instituciones educativas sobre las alarmantes cifras que acosan a los niños. Kiko y la mano acompaña a este programa. Se trata de un cuento y un libro diseñados como un primer paso de acercamiento a esta vital enseñanza para que educadores y padres tomen contacto.

Los abusos se dan en todas las edades, en ambos géneros y en todo tipo de familias. Más de la mitad de los abusos se producen entre los 3 y los 7 años, aunque la gran mayoría de ellos se descubren muchos años después. Las cifras señalan que son las niñas las más vulnerables al acoso; sin embargo, hay expertos que creen que las cifras se equivocan, ya que la diferencia entre ambos está en que el varón tiende menos a reconocer que ha sido víctima. El colectivo más vulnerable ante los maltratadores es el de los discapacitados.

La mayor parte de los abusos se producen en el entorno familiar, siendo éstos a su vez los más peligrosos, puesto que se prolongan mucho en el tiempo, son muy frecuentes y difícilmente el menor encuentra el modo de denunciarlos. Cualquier insititución es susceptible de albergar un caso de acoso, en especial cuando en ella se carece de los medios adecuados para la prevención.

Nuevas maneras de acosar. Internet es una de las vías más comunes para los abusadores. La privacidad de la red les hace más fuertes y les permite generar mayor miedo y sensación de indefensión a sus víctimas. Los jóvenes parece que hacen caso omiso frente a los contínuos mensajes de cómo evitar el ciberacoso y, en muchos casos, ellos mismos les brindan oportunidades únicas a sus maltratadores sirviéndoles contenidos eróticos o informaciones privadas que más tarde se volverán contra ellos. Ciberbulling y grooming amenazan a los nativos digitales. El primer término se refiere al acoso entre "iguales", relaciones entre personas de la misma edad en las que el acosador se sirve de internet, teléfonos o videojuegos para, mediante redes sociales, mensajes u otros medios insultar, amenazar, vejar o intimidar a su vícitma. En el grooming la víctima es menor y el acosador adulto; su forma de actuar suele ser en la mayoría de los casos muy similar, primero consiguen hacerse con la confianza del menor, para posteriormente obtener concesiones.




La prevención de este tipo de acoso está un poco más generalizada. Algunas webs están especializadas en la seguridad infantil, como www.protegeles.com o www.seguridadweb20.es. También cada vez tienen más eco los mensajes lanzados a jóvenes con consejos de cómo protegerse frente al ciberacoso. Evitar el envío de información personal, guardar datos en caso de sentirse amenzado, mantener una adecuada seguridad en la webcam y, por supuesto, recurrir a un adulto en caso de problemas son algunos de los mensajes lanzados a estos jóvenes que demuestran no ser conscientes del peligro que entraña la red.